La Inteligencia
Artificial surge definitivamente a partir de algunos trabajos
publicados en la década de 1940 que no tuvieron gran repercusión, pero a
partir del influyente trabajo en 1950 de Alan
Turing, matemático británico, se abre una nueva disciplina de las
ciencias de la información.
Si
bien las ideas fundamentales se remontan a la lógica y algoritmos de
los griegos, y a las matemáticas de los árabes, varios siglos antes de
Cristo, el concepto de obtener razonamiento artificial aparece en el
siglo XIV. A finales del siglo XIX se obtienen lógicas
formales suficientemente poderosas y a mediados del siglo XX, se
obtienen máquinas capaces de hacer uso de tales lógicas y algoritmos de
solución
Punto de inflexión de la tierra
En
su histórico artículo de 1950, Turing propuso que la pregunta «¿puede
pensar una máquina?» era demasiado filosófica para tener valor y, para
hacerlo más concreto, propuso un «juego de imitación». En la prueba de
Turing intervienen dos personas y una computadora. Una persona, el
interrogador, se sienta en una sala y teclea preguntas en la terminal de
una computadora. Cuando aparecen las respuestas en la terminal, el
interrogador intenta determinar si fueron hechas por otra persona o por
una computadora. Si actúa de manera inteligente, según Turing es
inteligente. Turing, señaló que una máquina podría fracasar y aún ser
inteligente. Aun así creía que las máquinas podrían superar la prueba a
finales del siglo XX.
De
todas maneras esta prueba no tuvo el valor práctico que se esperaba,
aunque sus repercusiones teóricas son fundamentales. El enfoque de
Turing de ver a la inteligencia artificial como una imitación del
comportamiento humano no fue tan práctico a lo largo del tiempo y el
enfoque dominante ha sido el del comportamiento racional, de manera
similar, en el campo de la aeronáutica se dejó de lado el enfoque de
tratar de imitar a los pájaros y se tomó el enfoque de comprender las
reglas de aerodinámica. Aunque desde luego, el enfoque del
comportamiento humano y el del pensamiento humano siguen siendo
estudiados por las ciencias cognitivas y continúan aportando
interesantes resultados a la Inteligencia Artificial, y viceversa.
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